La dignidad de la persona, eje y fundamento de todo proyecto social, económico, político y cultural.
El destino universal de los bienes, orientados a garantizar condiciones de vida digna para todos.
El bien común, que se considera alcanzado cuando los derechos humanos son garantizados, respetados y removidos.
La Solidaridad, como determinación firme de trabajar por la justicia, de manera organizada y perseverante, por la vida digna de las personas más empobrecidas de la tierra.
La subsidiariedad, no imponiendo nuestro modo de ver y hacer las cosas, sino respondiendo a demandas de las mujeres y hombres de los pueblos y compartiendo con ellos la responsabilidad de su propio desarrollo.